Por un país libre

Por un país libre
La Libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a pagarla por su precio - José Martí.

viernes, 27 de mayo de 2016

General Juan Pablo Duarte y Diez


Resumen de su Verdadera Historia 

Prof. José Joaquín Pérez Saviñón
Presidente del Instituto Duartiano

El Instituto Duartiano tiene el agradable y honroso deber de llevar  la Verdadera Historia de Juan Pablo Duarte a todo el pueblo, en la República, en las Filiales del exterior, y donde quiera que haya una apreciable inmigración de dominicanos.
Decimos la verdadera historia porque hay algunos autores que con la mejor buena voluntad se empeñan en presentarnos un Duarte santificado y angelical. Hay otros en cambio, y con éstos si hay que tener mucho cuidado, que tratan por todos los medios de apocar, de difamar en lo posible a Juan Pablo Duarte, porque lo saben el mejor representante del pueblo dominicano, llegando a mostrarlo como una persona vacilante, enfermiza y débil. ¡Nada más falso!
Pués ese no es el joven Duarte de la Independencia, líder de nuestras juventudes. Ese jovencito que a los quince años, en el bergantín que lo llevaba a Europa vía los Estados Unidos, responde las ofensas del Capitán del barco diciéndole “YO SOY DOMINICANO”, y que baja a su camarote y se promete a sí mismo, que no descansará hasta darle a nuestro pueblo el orgullo de ser una República Libre y Soberana.

Nace Juan Pablo Duarte y Diez el 26 de enero de 1813 en la casa que ocupa hoy el Instituto Duartiano, situada en el Barrio de Santa Bárbara en la actual calle Isabel La Católica No. 308. Hijo de Juán José Duarte ciudadano español y Manuela Diez Jiménez nativa de El Seybo. Recibió clases del profesor Manuel Aybar y de otros maestros de la época, pero pronto se dieron cuenta sus padres de que no había para él ninguna posibilidad  de un aprendizaje adecuado, ya que en la ciudad no existía ningún tipo de facilidades para estudios profundos. Recordemos que la Universidad estaba cerrada por los invasores y no habían  colegios de categoría.  
Por tanto su padre resuelve aprovechar el viaje a Europa de un amigo de la familia, Don Pablo Pujols para enviar a Juán Pablo bajo su cuidado a España, donde sí podía adquirir cultura y educación convenientes.
Es por eso que salen para Europa en junio de 1829 y llegan al Puerto de Providence (Rhode Island) el 2 de julio en el bergantín George Washington.
Al llegar a Estados Unidos empieza a captar aires de progreso y de derechos del ser humano.  Cruza el Atlántico y llega a Inglaterra y a Francia donde todavía se mantenían vigentes  y  se apreciaban las luchas y sueños de libertad, igualdad y fraternidad.  Viaja a España  y ahí es, donde con sus propias palabras, narra, después que regresa a su ciudad, que recibe el mensaje que más le impresionó.  

A su llegada de Europa lo recibe la muchachada en el desembarcadero del río Ozama.  Todos van contentos hasta la sala de su casa, donde empiezan los inquietos interrogatorios de los jóvenes de entonces.  ¿Qué fue lo que más te impresionó de tu viaje Juan Pablo?  Y la respuesta es rápida y cortante: “los fueros y libertades de Cataluña, los cuales algún día daré a mi país”.  
Después ayuda durante un tiempo a su amigo Serra escribiendo pasquines contra la dominación haitiana, le pide a su padre que le ceda una habitación en el almacén ferretero que éste tenía en Las Atarazanas y allí comienza ese maestro de pueblos a enseñarle a todos sus compañeros: matemáticas, geografía, idiomas, etc., tratando de mejorar ese nivel cultural tan apagado que había en la juventud y de elevar su autoestima, pero más que nada insuflándoles sus ideales de Patria Libre, contagiándoles con su entusiasmo, y graduándoles poco a poco, de futuros próceres de la Patria.
Allí también les enseñaba esgrima debajo de un árbol cuyo tronco aún existe, cosa muy importante porque, a más de entretenido y entusiasta deporte, era un arma de guerra de las más útiles de la época.
Con el paso del tiempo se da cuenta de que era necesario algo más que la prédica o la concientización de persona a persona y entonces viene su idea cumbre: la Fundación de La Sociedad La Trinitaria. 

El 16 de julio de 1838 aprovechando que salía la procesión de la Virgen del Carmen de la Iglesia del mismo nombre, entre los cohetes, el repicar de las campanas y el bullicio de la multitud, se reunió Juan Pablo con ocho jóvenes mas, que lógicamente pasaron desapercibidos por los haitianos, en la casa de doña Josefa Pérez de la Paz madre de Juán Isidro Pérez, uno de sus más leales amigos.   Allí, Juan Pablo Duarte les dijo de lo que se trataba:  les leyó el Juramento Trinitario mediante el cual todos se comprometían con su persona, vida y bienes, habidos y por haber, a la separación definitiva del gobierno haitiano, y a la creación de una república libre, soberana e independiente de toda dominación extranjera que se denominaría República Dominicana, la cual tendría su pabellón en cuartos encarnados y azules atravesado por una cruz blanca y que, mientras tanto los trinitarios serían reconocidos con las palabras sacramentales de Dios Patria y Libertad
Pero Duarte se dió cuenta que también era necesario llegar a la sociedad públicamente y mediante obras de teatro implementó la Sociedad Dramática.
Todavía hay más, también organiza la Sociedad Filantrópica y en veladas y en reuniones con amigos y amigas donde él, Sánchez y varios amigos más tocaban guitarra, flauta, y declamaban bellas poesías, aprovechaba para crear conciencia patria, aparte de  recaudar  fondos, para los viajes al interior del país y los gastos del proyecto de la República.
Debemos decir que desde 1834 ingresó en la Guardia Nacional Haitiana como cabo furiel y cuando algunos amigos le reprocharon esto, les convenció de que tenían que hacer lo mismo, porque sabía que iban a tener que pelear y por tanto tenían que aprender el arte militar, siendo ese el único sitio donde podían hacerlo.  Hicieron carrera en los cuarteles y en la milicia del invasor.
Pero tenemos también el Duarte político.  No político como estamos acostumbrados a ver algunas personas corruptas, hacer fortunas a costa del erario público, sino en la más sana acepción de la palabra.  Duarte se dió cuenta de que el pueblo haitiano estaba inconforme con el tirano Boyer y que se preparaba un movimiento revolucionario llamado de La Reforma y entendió que era la mejor coyuntura que podía presentársele  por lo que deciden unirse a esos revolucionarios para derribar los cimientos del gobierno haitiano, no sólo debilitando así al invasor sino ganándose incluso, su confianza.

Duarte envía a Ravelo a los Cayos para hacer contacto con ese movimiento,  y al no conseguir éste su objetivo, le encomienda la misión a su brazo derecho, Ramón Mella, y ese sí, hombre hábil y dinámico, consigue hacer contacto con ellos  planificando las acciones a desarrollar.   Duarte espera el triunfo de los reformistas y después de la caída de Boyer en Haití, se dirige a tomar el palacio de Gobierno frente a la plaza de armas comandando haitianos y dominicanos, siendo ya capitán de la Guardia Nacional.  Son tiroteados, hay muertos y heridos y Duarte tiene que refugiarse donde un tío, pero como ya hemos dicho nunca se da por vencido, hay constancia en su labor, brinca la muralla que rodeaba la ciudad y se dirige a San Cristóbal, donde convence al Coronel Roca y también al Comandante haitiano para que vengan junto con él y todos juntos ocupan el gobierno de la ciudad.
Ahora las nuevas autoridades haitianas ven a Duarte como un aliado.  Lo nombran como parte del gobierno de Santo Domingo. Logra convencerlos de que como él es agrimensor y tiene que viajar al interior, puede ayudar a formar las juntas populares en los diferentes pueblos.
Es lo que Duarte quería, la oportunidad de concienciar a los dominicanos también en los pueblos y resulta que en las votaciones libres celebradas posteriormente en todo el país, de las cuales tenemos un ejemplo en nuestro archivo de documentos, en el Instituto Duartiano; la realizada en Bayaguana. En todos los pueblos los dominicanos fueron electos mayoritariamente sobre los haitianos.
Desde luego, los haitianos aunque desconocen el ejército secreto de La Trinitaria, se dan cuenta entonces que este Duarte está realizando una labor en contra de ellos y a favor de la Independencia Dominicana.

Por lo cual, el General Charles Herard Aineé  entra por el noroeste con un fuerte ejército, haciendo preso a todo aquel que huela a duartista.  En el Cibao hace preso a Mella y pone precio a la cabeza de Juan Pablo, y ofreciendo el rango de Coronel a quién lo mate o capture.  Juan Pablo tiene que esconderse y todos los vecinos se disputan el honor de arriesgar su vida para protegerlo.  Pero al fin y al cabo cede ante los ruegos de su padre y comprende que su vida es preciosa para la causa, burla la persecución haitiana y sale en una yola hasta un bergantín que lo esperaba para llevarlo a Venezuela.
Mientras tanto, Sánchez está enfermo, y sus familiares para protegerlo de la persecución haitiana hacen creer que murió y fingen su entierro.
Los haitianos, con Duarte fuera, con Sánchez “muerto”, y Mella prisionero, se tranquilizan y con el tiempo regresan los regimientos 31 y 32 integrados en su mayoría por dominicanos, que habían sido trasladados a Haití por precaución, los devuelven a Santo Domingo, creyendo que el peligro ha pasado.  Duarte no está presente, pero la semilla, el germen de Patria Libre ya ha sido sembrado en el alma de los dominicanos y éste es un terreno fértil donde ha germinado con fuerza.  Cuando algunos vacilan, porque no están presentes todos los comprometidos, o porque los riesgos son grandes y quieren aplazar el acto para otra fecha, Mella, con su carácter valiente e impulsivo de siempre exclama “es ahora” y con el disparo de su trabuco los compromete a todos. Ya no hay salida ni retroceso posible, van a la Puerta del Conde, donde posteriormente, Concepción Bona lleva dentro de sus ropas el lienzo tricolor que entrega a Francisco Sánchez, un jovencito como ella, y con la alborada de Florentino Sordo flota por primera vez nuestra bandera en los aires nacionales, diciendo al mundo que ha nacido la Patria que soñó Juan Pablo Duarte y que ya es una realidad la Independencia.

Se forma una Junta Provisional Gubernativa la cual, dentro de sus primeras decisiones manda a buscar a Juan Pablo a Curazao, para lo que se comisiona al Comandante Juan Alejandro Acosta al mando de la Goleta Leonor, quien parte el día 2 de marzo y regresa  el 14 del mismo mes después de ondear por primera vez nuestra bandera en las aguas del Caribe.  El día 15 se produce el desembarco del preclaro fundador de nuestra nacionalidad, al arribar al Puerto de Santo Domingo y al cruzar la Puerta de San Diego, fue recibido por todo el pueblo y el primer Arzobispo dominicano Monseñor Tomás Portes e Infante lo saludó con las palabras “Salve, Padre de la Patria”. Ese es el momento más glorioso en la vida de Duarte y va a su hogar a abrazar a su madre y sus hermanas, recordando al padre muerto en su ausencia.
Después del triunfo dominicano en la Batalla de Azua el 19 de marzo, la retirada de Santana a Sabana Buey provoca inquietud en el gobierno y envían a Duarte al mando de una división de ejército, como Comandante Adjunto de las Fuerzas Dominicanas. Son inútiles los esfuerzos de Duarte por tomar la ofensiva y convencer a Santana de la desmoralización del ejército haitiano y la conveniencia de derrotarlo y perseguirlo.  Este último sigue opinando que hay que esperar.  
Cuando regresa entrega ochocientos veintisiete pesos que le sobraron de Mil que le habían entregado para el mantenimiento de los soldados y da cuenta de los gastos, con pesos y centavos, de la suma de ciento veintitrés que gastó.
El 26 de mayo en una reunión que se celebra en la Junta Central Gubernativa, Bobadilla y los afrancesados, ya sin ningún pudor hablan claramente de anexar de por vida la península de Samaná a Francia, a cambio de la protección de esa nación.
Nuevamente Duarte da muestras y ejemplos de su honestidad y patriotismo y con vigor incidenta la reunión y evita la venta de la Patria.

Como los anexionistas continúan con su poca fe en los destinos nacionales y con sus manejos turbios para conseguir  el protectorado extranjero, Duarte se reúne con Sánchez, Mella y Puello, que era el Jefe de la guarnición de la ciudad y ejecuta una acción patriótica el 9 de junio derrocando a Bobadilla y los demás  funcionarios de la Junta que eran anexionistas.  Se crea una nueva junta presidida por Sánchez, la que acuerda depurar el ejército de los elementos que estaban en connivencia con el Cónsul Francés, y la prisión de los traidores a la patria, pero éstos se salvan al refugiarse en el consulado galo, algunos y escondiéndose los otros.
Algunos historiadores creen que esta es la época en que elaboró un magnífico proyecto  de Constitución que está en exhibición en el Instituto Duartiano.
La nueva Junta presidida por Sánchez envía a Duarte al Cibao para crear la necesaria unidad entre todas las fuerzas del ejército del norte.  Es recibido en triunfo en La Vega y en Santiago. Mella, impulsivo como siempre, lo proclama presidente de la República, cosa que todo el pueblo de allí respalda,  pero Duarte se muestra reservado por muchas razones.
Al enterarse Santana de que la nueva Junta Central Gubernativa quiere depurar el ejército bajo su mando se niega y regresa a Santo Domingo, donde el Jefe de la Plaza el General Puello, presionado por el Cónsul Francés no le hace frente y Santana con su ejército da un golpe de Estado y ordena hacer presos a Duarte, Mella y todos los que en realidad fueron verdaderos patriotas.  Duarte se deja apresar en Puerto Plata, sacrificándose, una vez más, para evitar una guerra civil. Es traído a Santo Domingo de donde es expulsado de la República, junto a los demás creadores de la Patria como si fueran traidores.

A partir de entonces la República rechaza todas las invasiones haitianas durante doce largos años en cuatro grandes campañas, demostrando que Duarte no era un iluso al tener fe en el dominicano. Que tenía razón cuando creía que nuestro criollo era capaz de las mas grandes hazañas, tal como había hecho al pelear contra la invasión inglesa de Penn y Venable, al derrotar las tropas francesas en la Batalla de la Limonade o Sabana Real y también al General Ferrand, héroe de Francia, en la Batalla de Palo Hincado, con ejércitos de campesinos, con el machetito de labranzas, y con lanzas, a ejércitos bien equipados, disciplinados y con Generales experimentados.
En el 1863 se entera Duarte en su retiro de Venezuela, que por fin los impenitentes vende patria han anexado a España la nación, y que el lienzo tricolor plasmado en el Juramento Trinitario fué sustituido por la bandera española por Pedro Santana, y que la semilla que él sembró ha germinado por todo el territorio nacional incendiada por el Grito de Capotillo. Que el pueblo ha implementado una guerra de guerrillas con instrucciones precisas  del General Ramón Mella. Y Duarte para contribuir con el esfuerzo bélico patriótico que se realiza en el lar nativo  vende una pequeña casa en Caracas y arma una expedición para desembarcar por Montecristi, y  venir a dar su vida por la República que él ideó 

Duarte al principio se niega, pero luego viendo que puede ser manzana de discordia se sacrifica una vez más y parte para Venezuela a tratar de conseguir ayuda para la causa dominicana. . .  Juan Pablo Duarte y Diez, muere en Caracas el 15 de julio de 1876, a causa de una tuberculosis pulmonar, recordando siempre su hermoso y romántico sueño de una Patria Libre, justa y feliz.

¿Tuvo Duarte en realidad, razón? ¿Tuvo éxito en el gran ideal de su vida? Sí, porque tenemos una República libre que él creó y de no haber sido por él hubiéramos compartido la misma desastrosa suerte de lo que es Haití hoy en día, porque si ellos no han podido valerse para ellos mismos, mucho menos se hubieran ocupado de nosotros. Había que crear la Patria Dominicana porque éramos una nacionalidad distinta con un territorio, con un idioma, con una religión, con unas costumbres, con una economía, con una historia, tradiciones, e idiosincrasia diferentes, y por lo tanto teníamos derecho a tener una Patria libre e independiente.

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