Por un país libre

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La Libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a pagarla por su precio - José Martí.

domingo, 12 de junio de 2016

La negativa de RD meridiano de Greenwich


Frank Sánchez  MenaRevisando algunos datos sobre el Meridiano de Greenwich, nos enteramos  de la hasta entonces inédita noticia de que en el evento científico mundial donde fue designado éste como el meridiano que marca la longitud “cero” del sistema de coordenadas geográficas, solo hubo un voto disidente que lo  fue de República Dominicana., hecho el cual ocurrió  en el año en 1884.

Al adentrarse en las razones de dicho voto disidente, a priori  se podría pensar  que siendo Ulises Hereaux el presidente del país para esa fecha, a lo mejor se trataría de otra “Lilisada” más de su largo anecdotario, sin embargo, al revisar los documentos relativos al caso, el hecho resultó ser de gran trascendencia en la historia de la diplomacia dominicana, de acuerdo a lo acontecido:
El Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, James Abram Garfield, había convocado en Washington a una conferencia internacional donde participarían científicos de 26 países del mundo.  El objetivo: tratar sobre un meridiano primo.  Hasta la fecha, Inglaterra y Estados Unidos utilizaban el meridiano de Greenwich como el meridiano de referencia en sus sistemas de coordenadas geográficas y sus cartas navales estaban referidas a dicho meridiano.  Francia hacía del meridiano de Paris su referencia, España el de Cádiz, así como otros tantos países habían adoptado sus propios meridianos de referencia geográfica.

La Conferencia Internacional sobre el Meridiano Primo se inició el 1 de octubre del 1884.  Para la fecha, la República Dominicana tenía acreditada una misión permanente en Washington, presidida por el insigne intelectual Manuel de Jesús Galván, quien ostentó la representación del país en el evento.  Y aquí el primer elemento importante: tratándose de Galván, algún argumento de peso debió tener para su oposición.  Y en efecto, esto queda más que evidenciado en unas publicaciones “online” del Archivo General de la Nación.  En esa importante institución estatal reposan las compilaciones de los escritos de Galván, los cuales fueron recientemente editados en cuatro volúmenes digitalizados.
En el volumen IV, páginas 345 y 346, se encuentran publicadas dos cartas enviadas por Manuel de Jesús Galván al Ministro de Relaciones Exteriores dominicano, donde hace una explicación sobre su postura en aquel evento.  Para no robarle brillantez a sus palabras, citamos al propio Galván, en la primera de las cartas, fechada del 13 de octubre del 1884:
“El infrascrito Delegado de la República Dominicana estará donde crea que están los intereses de ésta. El asunto, de puramente científico que parecía ser, ha asumido el carácter de celosa competencia entre naciones importantes amigas nuestras, y no es de todo indiferente adherirse a esta o a aquella opinión. Francia no propone su propio meridiano de París, quiere uno neutral, que no pertenezca a nación alguna preponderante. Hasta el día la mayoría parece estar con los Estados Unidos e Inglaterra, que quieren el Meridiano de Greenwich”.

El 20 de octubre, luego de largos debates, se efectuó la votación con el siguiente resultado: a favor de la propuesta de Inglaterra y Estados Unidos votaron 23 delegados, Francia y Brasil se abstuvieron y solo una voz mantuvo la posición contraria, la del delegado de Santo Domingo, Manuel de Jesús Galván.  En su ponderación, éste argumentó su voto negativo ante la manera arrolladora de cómo esas potencias imponían sus intereses en defensa de sus propias cartas navales.  En la segunda de las cartas, expuso Galván que “Inglaterra y los Estados Unidos, cuya cartografía marítima está arreglada por Greenwich, obraban de concierto, y las otras naciones las siguieron, con excepción del Brasil y nuestra República. Francia y el Brasil se abstuvieron en la votación definitiva, pero el infrascrito prefirió emitir lealmente un voto negativo en nombre de Santo Domingo”.

Galván se había inclinado hacia la posición intermedia propuesta por los franceses, de que se fijara el meridiano que pasa por Islandia, lo cual sería un intermedio entre Francia e Inglaterra, y que reducía la discordancia del tiempo universal respecto al tiempo local de Santo Domingo.  “No he creído justo que así se desairase la proposición equitativa de los delegados franceses; por esto, y porque el meridiano neutro hubiera disminuido la discordancia del tiempo universal, con nuestro tiempo local de Santo Domingo, voté con Francia y contra Greenwich” continuó explicando Galván en esa segunda carta, como argumento a su voto negativo.

Luego de debatida esa primera propuesta, vino la segunda propuesta: que se adoptara oficialmente un día de 24 horas que iniciaría con el antemeridiano de Greenwich, de tal manera que éste indicaría un horario universal, común para todas las naciones del mundo.  Esto trajo las naturales protestas de los asambleístas y sobrevino el arrepentimiento de no haber acompañado al representante dominicano en la primera votación.  Los delegados  de Alemania, Francia, Italia, Suiza y otras naciones, pasaron a ser causa común con Galván, quien mantenía una férrea posición en contra de los planes de Inglaterra y en defensa de los intereses de nuestro país.  Finalmente acordaron que se respetaría el horario local de cada país y existiría un horario universal referido al tiempo que marca el antemeridiano de Greenwich.

Al arribar  en este  año  al 140 aniversario de estos hechos, a la Dirección Técnica del Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD) le parece propicio traerlos a colación, como una referencia histórica que bien pudiera servir de paradigma para nuestro Servicio Exterior, a propósito de los grandes retos y desafíos que tiene en agenda en los actuales momentos nuestra República Dominicana en materias de comercio exterior y relaciones internacionales.
Publicado en:
http://www.eljaya.com/index.php/opinion/7600-la-negativa-de-rd-meridiano-de-greenwich
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La dignidad del trabajo



Eduardo Galeano 

26/04/2015Texto leído en la sesión magistral de clausura de la VI Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales, llevada a cabo del 6 al 9 de noviembre de 2012 en la Ciudad de MéxicoPara recordar al recientemente fallecido escritor, integérrimamente comprometido con las buenas causas de todos los pueblos del mundo. Y para celebrar el próximo Primero de Mayo, día internacional de los trabajadores..
No se asusten, empezaré diciendo “seré breve”, pero esta vez es verdad. Y es verdad porque yo estoy empeñado en una inútil campaña contra la “inflación palabraria” en América Latina, que yo creo que es más jodida, más peligrosa que la inflación monetaria, pero se cultiva con más frecuencia. Y porque además lo que voy a hacer es leer para ustedes un mosaico de textos breves previamente publicados en revistas, periódicos, libros. Pero no reunidos como ahora en una sola ocasión, reunidos en torno a una pregunta que me ocupa y me preocupa como –estoy seguro– a todos ustedes, que es la pregunta siguiente: ¿los derechos de los trabajadores son ahora un tema para arqueólogos? ¿Sólo para arqueólogos? ¿Una memoria perdida de tiempos idos? Este en un mosaico armado con textos diversos que se refieren todos –sin querer queriendo, yendo y viniendo entre el pasado y el presente– a esta pregunta más que nunca actualizada: ¿“Los derechos de los trabajadores” es un tema para arqueólogos? Más que nunca actualizada en estos tiempos de crisis, en los que más que nunca los derechos están siendo despedazados por el huracán feroz que se lleva todo por delante, que castiga el trabajo y en cambio recompensa la especulación, y está arrojando al tacho de la basura más de dos siglos de conquistas obreras.
La tarántula universal
Ocurrió en Chicago en 1886. El 1º de mayo, cuando la huelga obrera paralizó Chicago y otras ciudades, el diario Philadelphia Tribune diagnosticó: “El elemento laboral ha sido picado por una especie de tarántula universal y se ha vuelto loco de remate”. Locos de remate estaban los obreros que luchaban por la jornada de trabajo de ocho horas y por el derecho a la organización sindical. Al año siguiente, cuatro dirigentes obreros, acusados de asesinato, fueron sentenciados sin pruebas en un juicio mamarracho. Se llamaban George Engel, Adolph Fischer, Albert Parsons y Auguste Spies; marcharon  a la horca mientras el quinto condenado (Louis Lingg) se había volado la cabeza en su celda.
Cada 1º de mayo el mundo entero los recuerda.
Dicho sea de paso, les cuento que estuve en Chicago hace unos siete u ocho años, y les pedí a mis amigos que me llevaran al lugar donde todo esto había ocurrido, y no lo conocían. Entonces me di cuenta de que en realidad esto, esta ceremonia universal – la única fiesta de veras universal que existe –, en Estados Unidos no se celebraba; o sea, era en ese momento  el único país del mundo donde el 1 de mayo no era el Día de los Trabajadores. En estos últimos tiempos eso ha cambiado, recibí hace poco una carta muy jubilosa de estos mismos amigos contándome que ahora había en ese lugar un monolito que recordaba a estos héroes del sindicalismo, que las cosas habían cambiado y que se había hecho una manifestación de cerca de un millón de personas en su memoria por primera vez en la historia. Y la carta terminaba diciendo: “Ellos te saludan”.
Cada 1º de mayo el mundo recuerda a esos mártires, y con el paso del tiempo las convenciones internacionales, las constituciones y las leyes les han dado la razón. Sin embargo, las empresas más exitosas siguen sin enterarse. Prohíben los sindicatos obreros y miden las jornadas de trabajo con aquellos relojes derretidos de Salvador Dalí.
Una enfermedad llamada "trabajo"
En 1714 murió Bernardino Ramazzini. Él era un médico raro, un médico rarísimo, que empezaba preguntando: “¿En qué trabaja usted?”. A nadie se le había ocurrido que eso podía tener alguna importancia. Su experiencia le permitió escribir el primer Tratado de Medicina del Trabajo, donde describió – una por una – las enfermedades frecuentes en más de cincuenta oficios. Y comprobó que había pocas esperanzas de curación para los obreros que comían hambre, sin sol y sin descanso, en talleres cerrados, irrespirables y mugrientos. Mientras Ramazzini moría en Padua, en Londres nacía Percivall Pott. Siguiendo las huellas del maestro italiano, este médico inglés investigó la vida y la muerte de los obreros pobres. Y entre otros hallazgos, Pott descubrió por qué era tan breve la vida de los niños deshollinadores. Los niños se deslizaban desnudos por las chimeneas, de casa en casa, y en su difícil tarea de limpieza respiraban mucho hollín.
El hollín era su verdugo.
Desechables
Más de 90 millones de clientes acuden, cada semana, a las tiendas Walmart. Sus más de 900 mil empleados tienen prohibida la afiliación a cualquier sindicato. Cuando a alguno se le ocurre la idea, pasa a ser un desempleado más. La exitosa empresa niega sin disimulo uno de los derechos humanos proclamados por las Naciones Unidas: la libertad de asociación. Y más, el fundador de Walmart, Sam Walton, recibió en 1992 la Medalla de la Libertad, una de las más altas condecoraciones de los Estados Unidos.
Uno de cada cuatro adultos norteamericanos y nueve de cada diez niños engullen en McDonald’s la comida plástica que los engorda. Los trabajadores de McDonald’s son tan desechables como la comida que sirven. Los pica la misma máquina. Tampoco ellos tienen el derecho de sindicalizarse.
En Malasia, donde los sindicatos obreros todavía existen y actúan, las empresas Intel, Motorola, Texas Instruments y Hewlett-Packard lograron evitar esa molestia. El gobierno de Malasia declaró union free (libre de sindicatos) el sector electrónico. Tampoco tenían ninguna posibilidad de agremiarse las 190 obreras que murieron quemadas vivas en Tailandia en 1993, en el galpón trancado por fuera donde fabricaban los muñecos de Sesame Street, Bart Simpson, la familia Simpson y los Muppets.
En sus campañas electorales del año 2000, los candidatos Bush y Gore coincidieron en la necesidad de seguir imponiendo en el mundo  el modelo norteamericano  de relaciones laborales. “Nuestro estilo de trabajo” – como ambos lo llamaron – es el que está marcando el paso de la globalización que avanza con botas de siete leguas y entra hasta en los más remotos rincones del planeta.
La tecnología, que ha abolido las distancias, permite ahora que un obrero de Nike en Indonesia tenga que trabajar 100 mil años para ganar lo que gana en un año – 100 mil años para ganar lo que gana en un año – un trabajador de su empresa en los Estados Unidos. Es la continuación de la época colonial, en una escala jamás conocida. Los pobres del mundo siguen cumpliendo su función tradicional: proporcionan brazos baratos y productos baratos, aunque ahora produzcan muñecos, zapatos deportivos, computadoras  o instrumentos  de alta tecnología, además de producir como antes caucho, arroz, café, azúcar y otras cosas malditas por el mercado mundial.
Desde 1919 se han firmado 183 convenios internacionales que regulan las relaciones de trabajo en el mundo.  Según la Organización Internacional del Trabajo, de esos 183 acuerdos Francia ratificó 115, Noruega 106, Alemania 76 y los Estados Unidos… 14. El país que encabeza el proceso de globalización sólo obedece sus propias órdenes. Así garantiza suficiente impunidad a sus grandes corporaciones, lanzadas a la cacería de mano de obra barata y a la conquista de territorios que las industrias sucias pueden contaminar  a su antojo. Paradójicamente, este país que no reconoce más ley que la ley del trabajo… no reconoce más ley que la ley del trabajo fuera de la ley, es el que dice que ahora no habrá más remedio que incluir cláusulas sociales y de protección ambiental en los Acuerdos de Libre Comercio. ¿Qué sería de la realidad, no? ¿Qué sería de ella sin la publicidad que la enmascara? Estas cláusulas son meros impuestos que el vicio paga a la virtud con cargo al rubro “relaciones públicas”, pero la sola mención de los derechos obreros pone los pelos de punta a los más fervorosos partidarios, abogados, del salario de hambre, el horario de goma y el despido libre.
Desde que Ernesto Zedillo dejó la Presidencia de México, pasó a integrar los directorios de la Union Pacific Corporation y del consorcio Procter & Gamble, que opera en 140 países, y además encabeza una comisión de las Naciones Unidas y difunde sus pensamientos en la revista Forbes. En idioma “tecnocratés”, se indigna contra lo que llama “la imposición de estándares homogéneos en los nuevos acuerdos comerciales”; traducido, eso significa “olvidemos de una buena vez toda la legislación internacional que todavía protege más o menos, menos que más, a los trabajadores”. El presidente jubilado cobra por predicar la esclavitud, pero el principal director ejecutivo de General Electric lo dice más claro: “Para competir hay que exprimir los limones”, y no es necesario aclarar que él no trabaja de limón en el reality show del mundo de nuestro tiempo. Ante las denuncias y las protestas, las empresas se lavan las manos y “yo no fui, yo no fui”.
En la industria posmoderna el trabajo ya no está concentrado, así es en todas partes, y no sólo en la actividad privada. Los contratistas fabrican las tres cuartas partes de los autos de Toyota; de cada cinco obreros de Volkswagen en Brasil, sólo uno es empleado de la empresa; de los 81 obreros de Petrobras muertos en accidentes de trabajo a fines del siglo XX, 66 estaban al servicio de contratistas que no cumplen las normas de seguridad.
A través de 300 empresas contratistas, China produce la mitad de todas las muñecas Barbie para las niñas del mundo. En China sí hay sindicatos, pero obedecen a un Estado que en nombre del socialismo se ocupa de la disciplina de la mano de obra. “Nosotros combatimos la agitación obrera y la inestabilidad social para asegurar un clima favorable a los inversores”, explicó Bo Xilai, alto dirigente del Partido Comunista Chino.
El poder económico está más monopolizado que nunca, pero los países y las personas compiten en lo que pueden, a ver quién ofrece más a cambio de menos, a ver quién trabaja el doble a cambio de la mitad. A la vera del camino están quedando los restos de las conquistas arrancadas por tantos años de dolor y de lucha.
Las plantas maquiladoras de México, Centroamérica y el Caribe, que por algo se llaman sweatshops (“talleres del sudor”), crecen a un ritmo mucho más acelerado que la industria en su conjunto. Ocho de cada diez nuevos empleos en la Argentina están en negro, sin ninguna protección legal; nueve de cada diez nuevos empleos en toda América Latina corresponden al llamado “sector informal”, un eufemismo para decir que los trabajadores están librados a la buena de Dios. ¿La estabilidad laboral y los demás derechos de los trabajadores serán de aquí a poco un tema para arqueólogos? ¿No más que recuerdos de una especie extinguida?
En el mundo del revés, la libertad oprime. La libertad del dinero exige trabajadores presos, presos de la cárcel del miedo, que es la más cárcel de todas las cárceles. El Dios del mercado amenaza y castiga, y bien lo sabe cualquier trabajador en cualquier lugar. El miedo al desempleo que sirve a los empleadores para reducir sus costos de mano de obra y multiplicar la productividad, eso hoy por hoy es la fuente de angustia más universal de todas las angustias.
¿Quién está a salvo del pánico, de ser arrojado a las largas colas de los que buscan trabajo? ¿Quién no teme convertirse en un obstáculo interno, para decirlo con las palabras del presidente de la Coca-Cola, que explicó el despido de miles de trabajadores diciendo que “hemos eliminado los obstáculos internos”? Y en tren de preguntas, la última: ante la globalización del dinero, que divide el mundo en domadores y domados, ¿se podrá internacionalizar la lucha por la dignidad del trabajo? Menudo desafío.
Un raro acto de cordura
En 1998, Francia dictó la ley que a 35 horas semanales el horario de trabajo. Trabajar menos, vivir más. Tomás Moro había soñado en su Utopía pero hubo que esperar cinco siglos para que por fin una nación se atreviera a cometer semejante acto de sentido común. Al fin y al cabo, ¿para qué sirven las máquinas si no es para reducir el tiempo de trabajo y ampliar nuestros espacios de libertad? ¿Por qué el progreso tecnológico tiene que regalarnos desempleo y angustia? Por una vez, al menos, hubo un país que se atrevió a desafiar tanta sinrazón. Pero, pero… poco duró la cordura. La ley de las 35 horas murió a los diez años.
Este inseguro mundo
Hoy, vale la pena advertir que no hay en el mundo nada más inseguro que el trabajo. Cada vez son más y más los trabajadores que despiertan cada día preguntando:  “¿Cuántos  sobraremos, quién me comprará?”. Muchos pierden el trabajo, y muchos pierden, trabajando, también la vida. Cada 15 segundos muere un obrero asesinado por eso que llaman “accidentes de trabajo”.
La inseguridad pública es el tema preferido de los políticos, que desatan la histeria colectiva en cada elección. “¡Peligro, peligro – proclaman – en cada esquina acecha un ladrón, un violador, un asesino!”. Pero esos políticos jamás denuncian que trabajar es peligroso. Y es peligroso cruzar la calle, porque cada 25 segundos muere un peatón asesinado por eso que llaman “accidentes de tránsito”. Y es peligroso comer, porque quien está a salvo del hambre puede sucumbir envenenado por la comida química. Y es peligroso respirar, porque en las ciudades, en las grandes ciudades, el aire es… el aire puro es como el silencio: un artículo de lujo. Y también es peligroso nacer, porque cada 3 segundos muere un niño que no ha llegado vivo a los cinco años de edad.
Una historia real para acabar (se me fue la mano con las teorías), un par de cosas que tengan más que ver con la realidad de carne y hueso, como la historia de Maruja. El 30 de marzo, Día del Servicio Doméstico, no viene mal contar la breve historia de una trabajadora de uno de los oficios más ninguneados del mundo.  Maruja no tenía edad. De sus años de antes, nada decía; de sus años de después, nada esperaba. No era linda ni fea ni más o menos, caminaba arrastrando los pies, empuñando el plumero o la escoba o el cucharón. Despierta, hundía la cabeza entre los hombros. Dormida, hundía la cabeza entre las rodillas. Cuando le hablaban, miraba al suelo, como quien cuenta hormigas. Había trabajado en casas ajenas desde que tenía memoria. Nunca había salido de la ciudad de Lima, nunca. Mucho trajinó de casa en casa, y en ninguna se hallaba. Por fin, por fin, encontró un lugar donde fue tratada como si fuera persona. A los pocos días, se fue.
Se estaba encariñando.
Desaparecidos
Agosto 30, Día de los Desaparecidos. Los muertos sin tumba, las tumbas sin nombre, las mujeres y los hombres que el terror tragó, los bebés que son o han sido botín de guerra, y también los bosques nativos, las estrellas en la noche de las ciudades, el aroma de las flores, el sabor de las frutas, las cartas escritas a mano, los viejos cafés donde había tiempo para perder el tiempo, el fútbol de la calle, el derecho a caminar, el derecho a respirar, los empleos seguros, las jubilaciones seguras, las casas sin rejas, las puertas sin cerradura, el sentido comunitario y el sentido común.
El origen del mundo 
Hacía pocos años que había terminado la Guerra Española, y la cruz y la espada reinaban sobre las ruinas de la República. Uno de los vencidos, un obrero anarquista recién salido de la cárcel, buscaba trabajo. En vano revolvía cielo y tierra. No había trabajo para un rojo. Todos le ponían mala cara, se encogían de hombros, le daban la espalda, con nadie se entendía, nadie lo escuchaba. El vino era el único amigo que le quedaba.
Por las noches, ante los platos vacíos, soportaba sin decir nada los reproches de su esposa beata, mujer de misa diaria, mientras el hijo, un niño pequeño, le recitaba el catecismo. Mucho tiempo después, Josep Verdura, el hijo de aquel obrero maldito, me lo contó. Me contó esta historia. Me lo contó en Barcelona, cuando yo llegué al exilio, me lo contó: él era un niño desesperado que quería salvar a su padre de la condenación eterna, pero el muy ateo, el muy tozudo, no entendía razones. “Pero, papá – le preguntó Josep, llorando –, pero, papá… si Dios no existe, ¿quién hizo el mundo?”. Y el obrero, cabizbajo, casi en secreto, dijo: “¡Tonto, tonto! ¡Al mundo lo hicimos nosotros, los albañiles!”.— En Ciudad de México, el viernes 9 de noviembre de 2012

Fuente:
www.sinpermiso.info, 25 abril 2015
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¿Cómo resultan electos los diputados y las diputadas?

Publicado por: www.acento.com.do

Por Román Jáquez Liranzo. 11 de mayo de 2016 - 12:08 am -  0
Román Jáquez Liranzo

Román Jáquez Liranzo

Internacionalista, comunicador y experto en política-electoral. Tiene 6 títulos de 4to nivel, una vasta experiencia gerencial en el sistema de justicia, en órganos del sistema electoral, en la gestion universitaria, como docente y en medios de comunicación. Actualmente es decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas UCSD, así como vicepresidente ejecutivo del Centro de Estudios Constitucionales y Administrativos de dicha universidad.
El método electoral para elegir el o la Presidenta en República Dominicana (RD) es de mayoría, específicamente, de mayoría absoluta (más de la mitad de los votos válidos emitidos), sino se obtiene esa cantidad se  pasaría a una segunda vuelta o balotaje con los o las dos que hayan obtenido más votos. En el caso del Senado de la República el método también es de mayoría, pero mayoría relativa; es decir, ganará el o la que obtenga más votos sin importar que llegue a más del 50%. Eso es de conocimiento común.
Ahora bien, para determinar cuáles candidatos  a diputados resultan gananciosos de los 178 asientos en la Cámara de Diputados, en otras palabras, de los escaños, el sistema no es de mayoría sino proporcional. Aquí la cuestión se complica un poco ya que existen varios métodos proporcionales para la repartición de los puestos: a) los deprocedimiento del cociente electoral  y b) los procedimientos del divisor, uno de estos últimos se usa en nuestro país. Según el profesor Oscar García Luengo de la Universidad de Granada, España, las fórmulas de divisores son: 1) D`Hontd; 2)  Imperiali; 3) Imperiali R = 0.5; 4) Sainte-Laguë; 5) Sainte-Laguë  modificada (método equilibrado); 6)  Sainte-Laguë-Húngaro;  y 7) el Método Danés.
Ahora bien, ¿cuál de éstos se aplica en nuestro país? La respuesta la podemos encontrar en el artículo 4 de la ley 157-13 que establece el voto preferencial en la elección de Diputados y Diputadas al Congreso Nacional, cuando indica, que “para la determinación de la cantidad de escaños obtenidos por cada partido o agrupación política en cada demarcación electoral para el nivel congresual se utilice el método proporcional D´Hondt a los fines de garantizar la representación de las minorías, conforme lo establecen la Constitución de la República, del 26 de enero de 2010, y la Ley Electoral No.275-97, del 21 de diciembre de 1997”. (Subrayado nuestro).
¿Qué es el sistema proporcional D`Hondt? Es una fórmula electoral (procedimiento del divisor) del matemático belga Víctor D`Hondt, mediante la cual se reparten los escaños de manera proporcional  en función de los votos obtenidos. Consiste en dividir los votos de todas las candidaturas por la sucesión de los números naturales, o sea, distribuir los escaños de acuerdo a los cocientes. Se usa en países como España, Italia, Argentina, Finlandia, Dinamarca, Perú, Guatemala, entre otros. En RD se implementa desde hace años.
Los requisitos a tomar en cuenta para calcular la cantidad de diputados que pueda obtener un Partido, en base al método de D`Hondt, en el caso nuestro,  son: a) No se tienen en cuenta aquellas candidaturas que no hubieran obtenido, al menos, el 2 por ciento de los votos válidos emitidos en la circunscripción; b) Se ordenan de mayor a menor, en una columna, las cifras de votos obtenidos por las restantes candidaturas; y c) Se divide el número de votos obtenidos por cada candidatura por 1, 2, 3, etcétera (número naturales), hasta un número igual al de escaños correspondientes a la circunscripción, formándose un cuadro similar al que aparece en el ejemplo práctico. Los escaños se atribuyen a las candidaturas que obtengan los cocientes mayores en el cuadro, atendiendo a un orden decreciente.
Ejemplo práctico. Imaginemos 200.000 votos válidos emitidos en una circunscripción donde se elegirán 5 Diputados entre 6 Partidos Políticos. Los resultados son: Partido A (80.000 votos); Partido B (60.000 votos); Partido C (40.000 votos); Partido D (10.000 votos); Partido  E (9.000 votos); y  Partido  F (1,000 votos)

Dividido/1Dividido /2Dividido /3Dividido /4Dividido /5
Partido A (40%)80,000
(Diputado 1)
40,000
(Diputado 3)
26,66620,00016,000
Partido B (30%)60,000
(Diputado 2)
30,000
(Diputado 5)
20,00015,00012,000
Partido C (20%)40,000
(Diputado 4)
20,00013,33310,0008,000
Partido D (5%)10,0005,0003,3332,5002,000
Partido E  (4.5%)9,0004,5003,0002,2501,800
Partido F (0.5%) se excluye del reparto por no obtener más del 2%.
Se divide la cantidad de votos obtenidos por cada partido, primero entre 1, luego entre 2, a seguidas entre 3 y así, sucesivamente, hasta dividirlo entre 5 que es la cantidad de escaños en disputa. Por ello,  los 80,000 votos del Partido A fueron divididos, en la primera columna, entre 1; luego esos 80,000 divididos entre 2 (40,000); posteriormente, esos mismos 80,000, fueron divididos entre 3 (26,666);  luego entre cuatro (20,000) y, finalmente, entre 5 (16,000). Lo propio se hizo con los demás Partidos. Como son 5 escaños, se elegirán los primeros 5 que obtengan los cocientes mayores en un orden decreciente (marcados en verde).
De ahí que, el Partido A obtuvo 2 diputados, el Partido B también alcanzó 2 y el Partido C logró una diputación. Los Partidos D y E no fueron favorecidos con la repartición y el Partido F fue excluido por no pasar la barrera electoral del 2%. La individualidad  de quiénes son los 5 diputados electos la dará el voto preferencial.
No obstante, esa proporcionalidad no es absoluta sino relativa. El sistema de D’Hondt tiende a favorecer a los partidos mayoritarios, aún más con barreras electorales altas y circunscripciones pequeñas, pues mientras más grande es la circunscripción más posibilidades hay de que partidos pequeños obtengan diputados. Realmente, este sistema no es un garante absoluto de la representatividad, aunque equilibra normalmente el reparto. Otros métodos, dentro del  procedimiento del cociente electoral, son más representativos de las minorías, pero de poco uso.
La ley 37-10 sobre los Diputados Nacionales ha querido venir a subsanar, por mandato del artículo 81, numeral 2, de la Constitución, la representación congresional de aquellas agrupaciones políticas que no pueden alcanzar escaños de la Cámara de Diputados. Esta norma estipula una barrera de un 1% para que esos partidos minoritarios puedan optar por una de esas 5 diputaciones nacionales con la limitante de que si van aliados a uno mayoritario pierden el derecho. Al final de cuentas los partidos mayoritarios vuelven  y salen victoriosos, también, con los Diputados Nacionales, porque la mayoría de los minoritarios formulan alianzas con ellos, prefiriendo, como dice la afamada expresión, coger  los mangos bajitos.