como deconstrucción de la épica nacionalista
Pablo Mella y Los espejos de Duarte como deconstrucción de la épica nacionalista
El libro “Los espejos de Duarte”, de Pablo Mella (Editora Amigo del Hogar 2013) responde a un tipo de escritura cuya marca o huella es presentada por el autor como intertextualidad hermenéutica inscrita en la teoría crítica de lo discursivo.
Esto de entrada es una novedad, o mejor, un acontecimiento en el pequeño y angosto mundo académico de la República Dominicana. El hecho de que sea una invitación para dialogar no solo con historiadores profesionales, comunidad pequeña y cerrada, sino también con actores del sistema educativo, cultural y grupos sociales en general conlleva el germen de la reinterpretación de las narraciones históricas, aquellos discursos que dan significado al devenir histórico dominicano en una estrategia de intertextualidad en clave de hermenéutica crítica.
El libro sale a la luz en momento en que el nacionalismo nos ahoga, que resurgen las voces de la épica nacionalista y al hacerlo convierten al Otro, al diferente en el “enemigo” de su discurso político que parece mirarse de manera permanente y narcisista en ese espejo del patricio legado como retórica excluyente y sacrosanta. La escritura de Pablo Mella da cuenta de las implicaciones éticas de estas narraciones que son medulares en la historia dominicana oficial, mitos-fundantes de la creación del estado-nación que siguen gravitando sobre la vida social y política de nuestro país..
Quizá desde este enfoque el autor nos acerca a la idea del historiador francés Fernando Braudel en el sentido de que la historia debería ayudarnos a leer inteligentemente el periódico.
Para el ámbito de la educación dominicana el libro puede aportar en la reinterpretación de la historia social dominicana en perspectiva crítica, con un enfoque que facilita escuchar voces plurales sobre el pasado o mejor dicho de las narraciones sobre el pasado… o historiar los márgenes.
La afirmación sobre la necesidad de reconocer el carácter discursivo de las fuentes y producciones históricas resulta provocativa en nuestro medio. El autor nos advierte sobre la idea de que “una cosa son los acontecimientos históricos y otra su interpretación historiográfica”. Saber que el discurso como reflejo o productor de un imaginario es una fuente de pre-juicios.
Por ahí el autor incita a ampliar y reorientar las formas de hacer narraciones y análisis de textos históricos, a partir de:
- Poner el texto en su contexto y sacar máximo provecho de los juegos del lenguaje y de las relaciones de poder, de los intereses que siguen todo conocimiento y de las posiciones y cosmovisiones que intervienen en las fuentes.
Historiografía e interpretación duartiana
En el primer capítulo importa la mirada y los análisis discursivos de las dos principales escuelas de la historiografía dominicana (tradicional y marxista) en torno a Duarte y los relatos de la fundación del Estado-nación. Entre sus conclusiones no parece haber diferencias respecto a la historiografía tradicional y la marxista con relación a la interpretación de esos mitos fundantes del Estado-nación (R. Cassá, Juan I. Jimenes Grullón, Juan Bosch). Tampoco en las producciones más recientes aparecen enfoques desde la crítica discursiva. La escuela marxista sobre los textos duartianos se anquilosó en el discurso clásico. A qué se debe esto?
¿Será que la historiografía y el ámbito académico han sido presas del conservadurismo dominante en las últimas décadas en el país? Es un tema de debate…
Los discursos de la “Historia Patria” y en especial las narraciones duartianas se caracterizan porque solo existen buenos y malos, casi nunca fluyen en el texto el entrecruce de las contradicciones y fragmentaciones políticas de los actores que estuvieron presente desde la misma constitución del Estado-nación, según la múltiples fuentes.
El autor hace un llamado a darle más peso a la pluralidad de los discursos contextualizándolos podría ayudar a interpretar sin ese sentido de tragedia y pesimismo que acompañó a los letrados del siglo XIX y XX en nuestro territorio, sin esa persistente idea de aplomarse a una historia rectilínea de progreso en una misma dirección. Porque sabemos que las culturas se transforman en el vaivén de los cambios sociales.
Estos elementos, entre otros se ponen a disposición en el libro para complejizar la trama de los acontecimientos y problematizar la univocidad de la “verdad histórica” que ante nosotros y nosotras (en e l presente) fija cualquier texto o documento del pasado.
Se trata de un ejercicio novedoso, deconstructivo, enriquecedor, y accesible.
Aunque Pablo Mella utiliza un lenguaje (técnico) propio de la hermenéutica filosófica de inspiración crítica, permite comprender cómo opera la persona que hace historia, que reconstruye el pasado, que produce textos históricos, de esta manera se muestra como un especialista de las operaciones historiográficas, que no es más que desentrañar cómo en un discurso (del pasado) se juega con lo real y lo simbólico. Escuchar esas voces del pasado sin limitarse a lo que dicen, interpretando con ciertas herramientas lo que dicen y por qué lo dicen…
Finalmente el enfoque es una invitación a expandir esa línea que ya otras personas iniciaron, como los trabajos que ya se conoce sobre estudios subalternos, historia desde abajo o relecturas críticas, por solo por ilustrar con algunos ejemplos cito “El comegente” publicado por Raymundo González hace algunos años y que trata de un movimiento social en la época colonial. O “La guerra silenciosa” del puertorriqueño Pedro San Miguel, que hace una relectura interesante de las luchas campesinas en la zona rural dominicana que fueron tan satanizadas por los ilustrados y políticos del siglo XIx y XX.
La invitación está abierta…
Instituto Filosófico P. F. Bonó,
4-12-2013
COMPÁRTELO
Comentarios